viernes, 17 de mayo de 2013

Leyenda de origen indefinido- "Bloody Mary"


La leyenda de Verónica siempre ha sido una de las que más curiosidad nos ha causado. Ya de niñas se me ponían los pelos como escarpias cuando, a la luz de las velas, aparecían en las diversas conversaciones la tan terrorífica historia. Es curioso observar como esta historia está presente en casi todo el mundo, pese a que en los años en los que se propagó no existía Internet y los chismorreo solían acotarse en zonas geográficas bastante reducidas.  Existen versiones en los que Verónica pasa a llamarse Micaela o Carolina, y en el mundo anglosajón se la conoce como Bloody Mary (María la sangrienta), Hell Mary, Mary Worth o Black Agnes.
Sobre dónde comenzó la leyenda, la verdad, es que no se tiene mucha idea y sobre cuando, a finales de los años setenta y principios de los ochenta comienzan a circular las primeras historias. Las versiones más difundidas comienzan con la muerte de una adolescente practicando espiritismo en versión ouija, en algunas de ellas, unas tijeras salen disparadas y la matan clavándose en su cuello o en su corazón, en otras, la chica sale disparada y se estampa contra un gran espejo, del que cae un trozo y le secciona la garganta. Otras versiones, las menos, sitúan la acción en un cementerio, en las que una niña enferma de peste es enterrada con vida y luego aparece a modo de venganza.
Sea como fuere, el espíritu de la joven Verónica queda en el umbral de la vida y la muerte, a la espera de ser convocada de diversos modos por atrevidos aventureros de lo oscuro y con fines un tanto diversos.
Los modos y maneras de convocar a Verónica suelen girar en torno a espejos, velas y tijeras. El más clásico de todos, es aquel en el que se hace un círculo de tiza en el suelo y en su interior se pone una biblia, una rosa a la que se le corta el tallo con unas tijeras, y las mismas tijeras usadas para cortar la rosa sobre la biblia. Acto seguido se pronuncia el nombre de Verónica tres veces y a partir de esto, tres resultados posibles:
-Las tijeras salen disparadas y matan al convocante, de no suceder esto, la vida del convocante será larga y próspera.
-Se escucha una voz (presuntamente la de Verónica), que te indica el día de tu muerte.
-La biblia se abre y la página en la que queda, indican las semanas que te quedan de vida (En esta versión también existe la posibilidad de que las tijeras se introduzcan en la biblia para marcar la página)
Este modo de convocar a Verónica también tiene algunas variantes, en las que el círculo se hace con sal, o en el que la operación se debe de hacer en noche de tormenta o en otros casos, en la noche de San Juan, eso sí, siempre a la media noche.
Los siguientes modos que se conocen son bastante similares. Ante un espejo, a oscuras y con la luz de tres velas, se pronuncia tres veces el nombre de Verónica, entonces se exhala vaho al espejo con la boca y en él aparece marcada la fecha de tu muerte. Esta es la versión light, en la gore aparece Verónica y te mata. Este modo tiene diferentes variantes también. En unas hay que estar desnudo y de espaldas, en otras, las tijeras entran en juego y hay que dejarlas abiertas y apoyadas contra el espejo mientras se realiza la operación e igual que en la versión del círculo y la biblia, la noche de San Juan a las doce de la noche y una noche de tormenta, también a las doce, suelen ser el momento ideal. También hay variantes en cuanto al espejo, unas veces se puede ver reflejado el día de tu entierro y en otros casos se puede ver al propio espectro de Verónica comunicándote alguna fatídica noticia.
Ante lo espectacular de una muerte en estas condiciones, no se conoce ningún caso en el que se hayan dado estas condiciones ni tampoco se conoce ningún caso en el que dicho aviso o notificación por parte del espíritu se haya dado y mucho menos cumplido.
Y pese a todo esto, a ver quién es el valiente que la noche de San Juan, a las doce de la noche, pronuncia el nombre de Verónica tres veces, en la soledad de su cuarto de baño, a la luz de las verlas y con unas tijeras desafiantes a escasos centímetros de su yugular.
Dentro de esta leyenda existe una variante que se dice da el origen a toda la historia pero esto en nuestra opinión es falso. María Tudor fue la hija mayor de Enrique VIII, y la única de los vástagos que tuvo con Catalina de Aragón que llegó a la adultez. Nació el 18 de febrero de 1516 en el Palacio de Placentia, en Greenwich, Londres.
María recibió una esmerada educación de parte de su madre Catalina, quién se ocupó que aprendiese a hablar latín y griego y estuviese versada en ciencia y música. Enrique también la mimaba bastante, e incluso le dio el título de Princesa de Gales y le permitió tener su propia corte en el castillo de Ludlow. No obstante, es probable que haya hecho todo eso para complacer a Catalina, sin perder las esperanzas de tener eventualmente un heredero varón.
En su infancia, se realizaron varios intentos de casarla por motivos políticos. En 1518 se arregló un matrimonio con el Delfín Francisco, hijo de Francisco I de Francia, pero en 1521 el contrato fue anulado. Al año siguiente Enrique quiso casar a María con su primo hermano, el emperador Carlos V y, como parte del Tratado de Windsor, en el que ambos monarcas se aliaron contra Francisco I. Pocos años después, Enrique decidió restablecer su alianza con Francia, y Francisco I le pidió que María se casase, o bien con su hijo Enrique de Orleáns -el futuro Enrique II-, o bien con él mismo. No obstante, Enrique no quiso que la alianza con Francisco se extendiera al plano familiar.
Cuando Enrique VIII hizo anular su matrimonio con Catalina de Aragón y se casó con Ana Bolena, María fue declarada hija ilegítima, por ser fruto de una unión "incestuosa". Perdió su rango de princesa de Gales y pasó a ser dama de compañía de su hermanastra Isabel.
Naturalmente, tanto María como Catalina se rehusaron a reconocer la separación de la Iglesia de Inglaterra de la autoridad del Papado, y siguieron practicando el catolicismo con devoción. Enrique VIII las castigó de la forma más cruel: separándoles y prohibiéndoles volver a verse. De esta forma, María no pudo acompañar a su madre en sus últimos años, aunque se escribían en secreto.
Las cosas mejoraron para María cuando Ana Bolena (a quién detestaba) fue ejecutada. La nueva esposa de Enrique, Juana (o Jane) Seymour, lo instó a reconciliarse con su hija mayor. Las relaciones de María y su madrastra eran bastante buenas; cuando nació el hijo de Enrique y Juana, el futuro Eduardo VI, María fue su madrina, y cuando Juana murió, María presidió su funeral.
En 1544, Enrique arregló su sucesión de forma que el joven Eduardo fuese el heredero del trono, seguido por María e Isabel. Cuando Enrique VIII murió en 1547, Eduardo VI se convirtió en el nuevo rey, pero el gobierno quedó en manos de su tío materno Edward Seymour, duque de Somerset, un protestante fanático. En 1549 Somerset fue derrocado por John Dudley, conde de Warwick, que luego sería ascendido a duque de Northumberland. En este período, en el cual la persecución a los católicos se endureció muchísimo, María debió celebrar sus misas en privado en sus castillos. Cuando en la corte de Eduardo VI se enteraron de ello, le prohibieron continuar con esa práctica. Entonces, María escribió a su primo Carlos V, que amenazó con ir a la guerra con Inglaterra si a su prima no se le daba libertad religiosa, tras lo cual Eduardo debió hacerle la vista gorda a su hermana.
Eduardo VI murió en 1553, tras lo cual la corona inglesa hubiera debido ir a manos de María, pero el duque de Northumberland hizo coronar a Juana Grey como reina. Juana era nieta de María Tudor, hermana de Enrique VIII, lo cual le daba ciertos derechos al trono. Además, era protestante y lo bastante joven como para que Northumberland la manejase con facilidad. Lo mejor de todo es que estaba casada con Guilford Dudley, hijo de Northumberland.
Juana reinó durante apenas 9 días. María actuó con rapidez y valentía, proclamándose legítima reina de Inglaterra y liderando un levantamiento popular contra el gobierno de Northumberland. Todo terminó cuando, el 19 de julio de 1553, María tomó Londres y arrestó a Juana, a su esposo y a su suegro. Si bien María ejecutó a Northumberland el 22, quiso perdonarles la vida a Juana y a Dudley, limitándose a mantenerlos encerrados en la Torre de Londres. No obstante, la rebelión protestante de Thomas Wyatt a fines de enero de 1554 terminó por convencer a María de que era demasiado peligroso mantener a Juana con vida. El 12 de febrero, Dudley y Juana fueron ejecutados, pero María le rindió a su prima un último honor: mientras que Dudley fue decapitado en público, Juana fue ajusticiada en privado, algo que sólo se hacía con miembros de la realeza.
El primer acto de María I como reina fue legitimar el matrimonio de sus padres. Además, María restableció el catolicismo como religión oficial, aunque se abstuvo astutamente de devolverle a la Iglesia los monasterios confiscados durante el reinado de su padre. Los protestantes ingleses que no se convirtieron al catolicismo fueron perseguidos con saña. Unos 800 debieron exiliarse y casi 300 -entre ellos muchos ancianos y mujeres- fueron quemados durante el reinado de María I, que pasó a ser apodada "María la Sanguinaria" o "Bloody Mary". No obstante, hay que recordar que durante los reinados de Enrique VIII y Eduardo VI un número similar de católicos fue ejecutado, y que más tarde, con Isabel I, muchos más terminarían en el patíbulo. Ningún bando en las guerras religiosas que marcaron la Europa del siglo XVI tenía las manos limpias de sangre.
María también se dedicó a buscar un marido católico. Ella sabía perfectamente que si moría sin hijos, su hermana Isabel heredaría la corona y restauraría el protestantismo en Inglaterra. Así que se casó con su primo, Felipe de Habsburgo, hijo de Carlos V, que después sería rey de España con el nombre de Felipe II. La unión no fue del todo feliz. María tenía 38 años y ya no era tan bella como en su juventud. Si bien Felipe, de 27, la respetaba enormemente, no se sentía atraído físicamente por ella. Cuando Carlos V abdicó al trono español, Felipe aprovechó para viajar a su país, dejando a su esposa después de 14 meses de matrimonio.
Felipe II regresó a Inglaterra en marzo de 1557, menos interesado en reencontrarse con María I que en convencerla de declararle la guerra a Francia. María cometió el gravísimo error de aceptar, lo cual llevó a un conflicto breve y ruinoso que terminó con la pérdida de Calais, el último territorio francés dominado por Inglaterra. Esto ocurrió en enero de 1558. María después se arrepintió de su decisión, y dijo que cuando muriera, se encontrarían las palabras "Felipe" y "Calais" escritas en su corazón.
Debilitada por dos embarazos que terminaron en abortos, y por la impopularidad causada por su matrimonio con Felipe y por la pérdida de Calais, María murió el 17 de noviembre de 1558, a los 42 años. Si bien en su testamento había declarado su voluntad de ser enterrada junto a su madre, Isabel la sepultó en la Abadía de Westminster, en una tumba contigua a la que luego ella misma ocuparía al morir en 1603. Durante el reinado de James I se talló la siguiente inscripción en una placa de mármol frente a sus tumbas: "Compañeras en el trono y en la tumba, aquí descansan dos hermanas, Isabel y María, en la esperanza de una resurrección".
Felipe II intentó casarse con Isabel I en los primeros meses de su reinado, pero cuando quedó claro que su ex cuñada no tenía intención de mantener el catolicismo como religión oficial en Inglaterra, Felipe se convirtió en su enemigo más encarnizado. El enfrentamiento entre Felipe e Isabel marcaría con fuerza la segunda mitad del siglo XVI en Europa, de la misma forma que el de Carlos V y Francisco I había marcado la primera mitad.

Se confunde con la historia de María I de Inglaterra llamada María la sanguinaria. Llamada así por sus actos contra los protestantes. Su historia se ha mezclado con la historia de Ersebeth Bathory, dando así una confusión enorme. Pero esa Mary y la de la que ahora os hablo son dos mujeres totalmente distintas . El origen de Bloody Mary como leyenda urbana se expande en 1978 cuando Janet Langlois publica su ensayo titulado Mary Whales, I Believe in You’: Myth and Ritual Subdued. En donde Langlois pretende explicar el origen de la leyenda y el significado del espejo . Era el único ensayo que estudiaba en profundidad el caso de Bloody Mary recogiendo narraciones y sucesos de diversas personas.
Dentro de la cultura popular Bloody Mary ha sido utilizada de diversas maneras como por ejemplo Lady Gaga posee un éxito de su último álbum conocido como “Bloody Mary”, también en algunas películas y series populares como Paranormal Activity, Un Show Mas y Supernatural.
En nuestra opinión Bloody Mary es una leyenda espeluznante que te hará ponerte los pelos de punta y lo podemos realmente afirmar. Ademas es realmente sorprendente como varias historias de orígenes y épocas diferentes se fusionaron para crear lo que es una actual leyenda urbana que parece que a medida que pasa el tiempo se va actualizando y se le ha ido introduciendo diferentes opiniones.

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